jueves, 28 de mayo de 2009

Historias de baño I: "Una fiesta alocada".

Esta es una historia real, le pasó a un amigo mío, me pidió que no dijera su nombre, así que solo lo voy a mencionar como “X”.

Resulta que X es un chico de muchos amigos, acostumbrado a salir de juerga todos los fines de semana. Pero esta ocasión, la fiesta a la que lo invitaron desembocaría en una situación un tanto incomoda para X:

Se encontraban todos en la casa de una amiga, mucha comida, mucho que tomar, y X no se hiso ajeno a la entrega. Comió como si no hubiera un mañana, todo esto acompañado con mezclas de gaseosas y bebidas alcohólicas muy bacanas que a lo largo de la noche le provocaron un revoltijo estomacal severo.

Pasadas las 12 en punto, la situación se torno incontenible, y tuvo que pedirle encarecidamente a su amiga que le prestase el baño. Tras la respuesta afirmativa de la anfitriona, X rápido como el relámpago se interno en el baño.

Una vez que el motivo de su angustia fue expulsado con la fuerza de un toro, al señor inodoro le toco la tarea más difícil: llevárselo todo, tarea que le resulto imposible realizar. X jaló y jaló la cadena, pero el muerto… los muertos no se iban.

Ni hablar de cuando el nivel del agua comenzó a subir dentro del retrete, X entro en pánico, pensaba “que le voy a decir a esta chica ahora”. Entonces surgió como un león su lado más valiente, se arremango los brazos, y como macho metió la mano hasta el hombro dentro del inodoro. En un vaivén de sensaciones desagradables empezó a escarbar con la punta de los dedos tratando de sacar lo que estaba tapando el caño. ¡Éxito! al fin el agua cedió. Resulto ser una inmensa bola de pelos entremezclada con cosas que mejor ni mencionar.

Se enjuago bien, se limpio todo el brazo, y después de todas las penurias vividas, continuo con la fiesta como si nada hubiera pasado.

Esta es una historia real, le paso a un amigo mío…

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